España aprueba el regulatory sandbox

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El sector Fintech está de celebración en España. Este viernes 22 de febrero de 2019, el Consejo de Ministros ha aprobado el Anteproyecto de la Ley para la transformación digital del sistema financiero. Este Anteproyecto que pretende dar “una respuesta integral a las implicaciones de la transformación digital en el sistema financiero”, incluye como medida estrella la creación de un sandbox regulatorio.

Esta normativa encaja perfectamente en el esquema de mecanismos de legislación temporal que buscan soluciones legislativas innovadoras para regular las nuevas tecnologías, a la vez que se garantiza la seguridad del consumidor final.

¿Qué son los sandboxes regulatorios?

Los sandboxes son espacios controlados con condiciones modificadas que permiten llevar a cabo “experimentos” y pruebas piloto. Este concepto se utilizó originalmente en el ámbito informático para realizar pruebas técnicas vinculadas al desarrollo de software. En 2015, la Financial Conduct Authority de Reino Unido decide adoptar por primera vez este modelo de experimentación para el desarrollo de proyectos Fintech. La idea es crear un espacio con regulación financiera más flexible que favorezca la innovación. Este fue el nacimiento de los sandboxes regulatorios (regulatory sandboxes).

Los sandboxes regulatorios crean por un tiempo determinado unos espacios normativos de ámbito y aplicación limitados que permiten a empresas o startups con ideas pioneras testar sus nuevos productos, servicios o modelos de negocio bajo la supervisión del legislador.

Las sandboxes en el ámbito regulatorio tienen cuatro características principales:

  1. Tienen un objeto limitado;
  2. Tienen una duración limitada en el tiempo;
  3. Cuentan con la supervisión del legislador; y
  4. Modifican y flexibilizan la aplicación de la normativa vigente. Esta modificación puede significar que empresas que no hayan obtenido autorización operen, con restricciones, en el mercado o que se limite la responsabilidad de las empresas participantes en el sandbox. No hay reglas generales sobre cuales son estas modificaciones. Cada sandbox determina la normativa aplicable a estos entornos de experimentación.

De acuerdo con el texto del Anteproyecto, la propuesta de sandbox español tendrá una duración de un año y desarrollará su actividad bajo la supervisión de Banco de España, la Comisión Nacional del Mercado de Valores y la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones. Acogerá proyectos innovadores en el sector financiero o de seguros que estén en un grado de maduración suficiente para poder llevar a cabo pruebas en el mercado.

Actualmente, Reino Unido, Singapur, Australia y Hong Kong son los cuatro países con sandboxes regulatorios operativos. Con lo que, cuando se apruebe esta ley, España entrará a formar parte de los países que están liderando la innovación en el sector financiero.

¿Qué ganan las empresas que participan en un sandbox?

Desde la perspectiva de las empresas participantes, los sandboxes regulatorios les ayudan a encontrar respuestas a dos retos fundamentales a los que se enfrentan cada vez que lanzan un nuevo producto financiero al mercado: ¿es mi producto o modelo de negocio viable? Y ¿es mi producto o modelo de negocio legal?

Con su participación en un sandbox las empresas obtienen certeza y seguridad jurídica. Pueden probar y desarrollar productos o servicios innovadores en ambientes controlados. Se minimiza el riesgo de sanciones por incumplimiento de la normativa vigente.

La supervisión del legislador en la fase inicial del desarrollo del producto también ayudará a las empresas a minimizar el riesgo de ser sancionados en el futuro. Puesto que colaborar con el legislador les permite obtener su punto de vista sobre el encaje de estos nuevos productos en el sistema jurídico actual. Además, las empresas podrán identificar cuales son las medidas de salvaguarda y protección de los consumidores apropiadas, desde el punto de vista del legislador, para estos nuevos productos y servicios.

Los sandboxes, también, posibilitan la reducción del time-to-market y los costes asociados al proceso de creación y lanzamiento de nuevos productos financieros al mercado.

Asimismo, se produce otro beneficio indirecto: la mejora del acceso a financiación. El hecho de que una startup o proyecto forme parte de un sandbox, les otorga una gran ventaja competitiva a ojos de los inversores, frente a otros proyectos que no participen en esta iniciativa.

Es importante destacar que la CNMV ya ha adelantado que la participación en el sandbox español no implicará una autorización de los productos testados. Por lo tanto, se espera que una vez concluido el periodo de pruebas dentro del sandbox, los nuevos productos se sometan a los procedimientos de autorización generales.

¿Qué gana el legislador con la implementación de un sandbox?

Para el legislador, el sandbox se convierte en un espacio de experimentación de modificaciones normativas y propuestas legislativas. Puede probar los efectos de las normas antes de aplicarlas de forma definitiva en el mercado.

Al fin y al cabo, se trata de procesos de colaboración, en los que el legislador puede recoger información práctica, escuchar los intereses y áreas de preocupación de las empresas implicadas y los consumidores finales.

Además, puede obtener una mayor comprensión del funcionamiento de ciertas tecnologías, lo que facilitará su tarea legislativa en otros ámbitos. Si por ejemplo uno de los proyectos del sandbox utiliza tecnología blockchain y el legislador tiene la oportunidad de ver como funciona en la práctica, entenderá mejor los retos y riesgos que supone y podrá regular el uso de blockchain alcanzando más consenso y mayores garantías.

Riesgos de los sandboxes regulatorios y porqué Estados Unidos se está pensando dos veces abrazar esta tendencia

Al margen de las ventajas mencionadas, la implementación de un sandbox no está exenta de riesgos para el mercado financiero. Para países como Estados Unidos los riesgos pesan demasiado y siguen sin implementar su propio sandbox.

El mayor riesgo tiene que ver con la injerencia del Estado en el sector privado y el trato de favor que podrían disfrutar las empresas partícipes en el sandbox.

Las voces más críticas con este modelo apuntan a problemas de competencia y uso inadecuado de los fondos públicos. En teoría, la flexibilización del marco normativo de los sandboxes debería reducir las barreras de entrada y aumentar el número de empresas en el espacio financiero, con las consecuentes ventajas para el consumidor final. Sin embargo, no está claro que los sandboxes consigan ese efecto.

Es importante tener en cuenta que el Anteproyecto del sandbox español prevé aceptar proyectos que estén listos para ser testados en el mercado. Esto implica una fase de desarrollo del producto bastante avanzada para la que habrá sido necesaria contar con financiación previa. De modo, que es posible que los beneficiarios del sandbox acaben siendo compañías que ya operan en el mercado financiero y en lugar de aumentar los players en el mercado, se produzca un efecto de concentración. En Reino Unido más de la mitad de los participantes eran grandes entidades financieras, por ejemplo, HSBC, Lloyds o Barclays.

Otro de los temas más controvertidos es la divulgación de los resultados y hallazgos obtenidos en el sandbox. Es normal que las empresas participantes aboguen por mantener en secreto todos los resultados derivados de este periodo de experimentación, ya que pueden convertirse en su ventaja competitiva. Algunas empresas puede que intenten alegar que se trate de secretos de empresa. Sin embargo, no podemos olvidar que el sandbox sigue siendo un instrumento financiado con fondos públicos y, por tanto, no puede convertirse en una herramienta que financie la creación de ventajas competitivas secretas para unas pocas empresas. El legislador tiene la obligación de encontrar formulas para compartir los resultados, soluciones y hallazgos con el público en general, de forma que todas las empresas del sector financiero puedan enriquecerse de la existencia de un sandbox en España.

Por el momento, la aprobación del Anteproyecto de la Ley para la transformación digital del sistema financiero es una buena noticia. Como en tantos otros ámbitos de la vida y los negocios, la clave del éxito de esta medida dependerá de su ejecución.


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