Incendio en Notre Dame: ¿Debemos reconocer personalidad electrónica a los robots?

Colossus, el héroe francés

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En pleno debate sobre las ventajas o inconvenientes que el avance del machine learning  puede representar para nuestra sociedad, acabamos de vivir un episodio universalmente triste: un incendio en la catedral de Notre Dame en Paris.

El esfuerzo por parte del Cuerpo de Bomberos de la ciudad ha sido merecedor de los más grandes elogios. Alrededor de 500 humanos, dispuestos a arriesgar su vida, se lanzaron a sofocar un fuego que desde sus inicios se rebeló como cruento y salvaje. La labor de estas personas no deja lugar a dudas acerca de la consideración de “hazaña” que comporta cada una de sus intervenciones. Ahora bien, el esfuerzo humano necesitó de la ayuda de la tecnología para poder hacer frente al temido fuego y conseguir sofocarlo definitivamente (a pesar de los incalculables y ya veremos si irreparables daños).

La tecnología utilizada en esta heroica intervención ha sido, por un lado, el empleo de drones y, por otro, de un sólido robot.

En el caso de los drones, tenían incorporados cámaras DJI Mavic Pro y Matrice M210. Se trata de cámaras de alta precisión que permiten obtener datos aéreos sobre la situación del incendio en tiempo real y por tanto, consiguieron información acerca de cuál era el destino de las llamas y la dirección en la que se propagaba el fuego. Esta valiosa información facilitó a los bomberos su trabajo de exterminio de las llamas, o en cualquier caso, ayudó a trazar un plan de acción que de otro modo hubiera sido más improvisado. El propio portavoz del Cuerpo de Bomberos de París, Gabriel Plus, declaró a medios franceses que los drones desempeñaron un papel vital para ayudar a prevenir un mayor daño a la catedral, permitiendo que él y su equipo pudieran “usar correctamente todo lo que teníamos a nuestra disposición”. De hecho, cada vez un mayor número de departamentos o cuerpos de bomberos utilizan los drones en sus misiones de ayuda y rescate, al ser más rápidos y de más fácil manejo que los helicópteros.

La otra tecnología empleada ha sido el robot Colossus (a día de hoy héroe nacional francés) que resultó absolutamente determinante para acabar con el salvaje incendio.

Según informaciones publicadas, el gran robot fue construido por la firma francesa de tecnología Shark Robotics y cuenta con un cañón de agua motorizado que se puede dirigir de forma remota. Una cámara de alta definición con una vista de 360 grados, un zoom de 25x, y capacidades de imagen térmica también forman parte de Colossus, que le brinda al operador una vista completa cuando el robot de 500 kg necesita trasladarse más allá de la línea de visión de quien lo controla.

Una de las preguntas que se ha sucedido estos días tras el incendio de Notre Dame ha sido la de si Colossus es francés. ¿Es Colossus francés? Probablemente una pregunta que no se haría un ciudadano de a pie, ni se lo plantea. Ahora bien, como profesionales del derecho esta pregunta nos remonta al debate que ya surgió hace unos años acerca de si deben los robots tener nacionalidad (Sophia nacional de Arabia Saudí).

Al margen de la conveniencia jurídica, ética y social, de que un robot ostente la nacionalidad de un Estado, el debate jurídico está servido: ¿habría que atribuir personalidad electrónica a Colossus?


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