Entrevista a Jorge Morell, fundador de Legaltechies, y a Verónica Pedrón, jurista y Legaltech: «Creo que el abogado vive un momento único en el que puede ser más creativo que nunca»

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¿Cómo y de dónde surge influencer legal?

Verónica: Es una línea de investigación que lanzamos a final del año pasado para intentar ayudar a los influencers y a las empresas de publicidad en cuestiones legales que se vayan encontrando. Nos dimos cuenta que los influencers desconocen cómo resolver gran parte de esos problemas legales.

Jorge: El hecho de ser consumidores de influencers y de haber tenido experiencia en el proceso “vital” de un youtuber nos ha ayudado a entender el proceso. El influencer genera una audiencia y dinero que, a veces, no sabe cómo manejar a nivel legal. Los influencers tienen que lidiar día a día con marcas, redes sociales, contratos, etc.

Verónica: Claro, los youtubers/influencers viven de lo que generan pero no saben realmente cómo deben gestionarlo: si deben de darse de alta de autónomos, si tienen que realizar una factura… Hemos tenido casos de youtubers que nos han enviado facturas en formato ‘stories’ de Instagram. Al principio, al no haberlo hecho nunca, necesitan ayuda.

Jorge: Lo que ocurre es que la mayoría de ellos son jóvenes y ven al abogado como a una persona rara, que habla con términos complejos, y que da muy poca confianza. Por lo tanto, tratamos de crear una línea personal y muy enfocada a ellos. Creemos que utilizar las redes y la simplificación es fundamental para una buena relación entre nosotros y ellos.

¿Qué piensan sobre la especialización del Derecho en el ámbito digital?

Jorge: El mundo digital mueve cada vez más dinero. Además de la audiencia que se pueda generar, las propias redes sociales están cada vez más enfocadas a la venta y a permitir generar ingresos. En el sector digital hay mucha gente que necesita ayuda, tanto influencers como agencias.

Verónica: Hay muchos influencers que ven a los abogados como algo elitista, para unos pocos que generan mucho. Nosotros también queríamos acercar la abogacía a los influencers “desprotegidos” que tienen un nivel de ingresos algo más bajo. Queremos que eviten pensar: “no voy a entender ni me voy a poder permitir un abogado”.

En cuanto a los contratos para influencers, hace un par de semanas publicaron el primer modelo de contrato que sigue los principios de legal design. ¿Cómo surgió la idea?

Jorge: Cuando empezamos a acercarnos al mundo digital, lo primero era saber qué problemas reales tenían los influencers. Por ello, tratamos de ponernos en contacto con los máximos posibles.

Verónica: Decidimos lanzar una encuesta a nivel Baleares, que queremos expandir a nivel nacional en el futuro, donde nos dimos cuenta que más del 60% de los encuestados no firmaba contratos con las marcas cuando quería publicitar un producto. Y, además, la mayor parte del 40% restante no entendía las cláusulas del contrato que estaba firmando. A nivel legal, desconocían lo que la marca les estaba pidiendo. Nos dimos cuenta que existía una necesidad y que estaban completamente desprotegidos.

Jorge: Una vez tuvimos los resultados llegamos a la conclusión que existía un público muy joven al que los contratos les sonaban a ‘chino’. Y no solo eso, los contratos les generaban rechazo por su complejidad y longitud. Entonces, sabiendo que existían estos problemas, decidimos adaptar los contratos a un formato más visual, atractivo y sencillo. Así nació la idea de contratos que siguen los principios de legal design.

¿Qué diferencia un contrato tradicional a uno que utiliza legal design?

Verónica: Lo principal es que se pueda entender. Es decir, que cualquier persona pueda comprender un contrato sin necesidad de recurrir a un abogado. No es necesario recurrir a un lenguaje técnico sino a algo más sencillo y breve de fácil acceso a cualquier persona.

Jorge: Y todo ello sin perder rigurosidad jurídica. El contrato está dentro del ordenamiento jurídico pero no hace falta recurrir a un lenguaje inaccesible o innecesariamente complejo. Hemos aprendido a adaptar el lenguaje técnico a uno más común.

¿Creen que el legal design es una metodología que se puede aplicar a gran escala, en asesorías jurídicas de grandes empresas y grandes despachos?

Jorge: Nuestra idea es que todos los contratos tecnológicos pasen a entrar en el mundo del legal design. Existen herramientas suficientes como para cambiar el lenguaje, estructurar los textos, darles forma, etc. Más adelante, se prevé que las cláusulas más activas vayan delante y las cláusulas pasivas detrás. Eso quiere decir que en la primera hoja es donde las partes tienen que prestar atención para firmar.

Creemos que todo lo que vaya al consumidor debe pasar por legal design. Otra cosa es plantearse hacer una sentencia, un código civil o una demanda en legal design. En estos casos existen más complicaciones pero vamos a intentar que también salgan. Hay que experimentar con ello e intentarlo. Cuanto más largo y más complejo es un texto, menos llega al lector y esto es justamente lo que intenta combatir el legal design para hacer el derecho accesible.  Por eso, tiene sentido utilizar legal design en el ámbito del consumidor, pero nuestra idea es aplicar legal design a cualquier ámbito.

En resumen, en el presente apostamos por un legal design relacionado con el consumidor y las relaciones comerciales.

Verónica: Creo que, por ejemplo, el BOE sería mucho más atractivo para el público en general con la aplicación de legal design. Hay que pensar que al BOE no solo accede gente del mundo jurídico y que puede ayudar a facilitar la búsqueda de información.

¿Qué impacto puede tener el legal design en los jueces? ¿Cómo se les ‘convence’?

Jorge: Hay varias formas de hacerlo. Una, si el contrato requiere más tecnicismos, nos encaminamos hacia un contrato más estándar, es decir, el que estamos acostumbrados. Dos, si se utilizan licencias como creative commons, se crea una primera capa o portada más sencilla y visual, para así tener las dos versiones.

Verónica: Si un contrato verbal o, por ejemplo, un contrato firmado en una servilleta tienen validez, ¿por qué no va a tenerlo uno en legal design? Por supuesto, se deben incluir todas las cláusulas que sean legalmente necesarias. En este sentido, creo que los jueces son los que tienen que adaptarse a los avances tecnológicos que se van produciendo.

¿Cuál es el proceso de creación de un contrato siguiendo los principios de legal design?

Verónica: Lo primero fue crear un contrato de servicios enfocado a los influencers. Más fácil, más claro y más accesible. Como hemos dicho anteriormente, no todo el mundo puede entender un lenguaje técnico y por eso quisimos acercarlo a la gente. Al final, nos dimos cuenta que la clave estaba en simplificar y en utilizar un lenguaje estándar.

La esencia del legal design es la experiencia del usuario. ¿Qué reacción han tenido los influencers cuando les habéis presentado el modelo de contrato?

Verónica: La verdad es que les ha encantado y nos están pidiendo versiones en muchos idiomas.

Jorge: Es una pasada. Hace poco, por ejemplo, nos contactó Tirant Lo Blanc para incluirnos en su base de contratos. Ahora mismo, lo importante es que la gente use el contrato y se expanda su uso. Al principio siempre cuesta trabajo pero nuestro objetivo es que se normalice el legal design y no que pueda acabar en el fondo de un cajón.

¿Cuál es vuestra valoración del sector Legal Tech en España?

Jorge: Es curioso porque el otro día fui a una conferencia en Vigo que se titulaba: “En España hay más Legal que Tech”. Si pensamos en 2016, por ejemplo, sí que es verdad que había bastante más Legal que Tech. Ahora, por otra parte, el Tech ha mejorado y crecido mucho. Una referencia de este crecimiento es que España es el segundo país de Europa con más inversiones en Legal Tech. Diría que estamos en un punto medio bastante razonable, a falta de dar el salto definitivo. Creo que el abogado vive un momento único en el que puede ser más creativo que nunca.


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