La inteligencia artificial y el riesgo asociado a los niños: los datos siempre muestran la verdad

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La inteligencia artificial (IA), esa gran protagonista del s. XXI, también está presente en el mundo de sueños que rodea a los niños. Efectivamente, los juguetes, los videojuegos, los soportes para el estudio, las aplicaciones móviles, etc., están alimentados cada día más por IA.

El hecho de que exista una preocupación al alza por las discriminaciones que a veces comporta el uso de la IA, hace saltar las alarmas y conlleva que se activen los mecanismos de protección que deben establecerse por parte de los gobiernos. Estos mecanismos garantes de la seguridad jurídica, del respeto a la privacidad y facilitadores de la ausencia de discriminaciones derivadas de los sesgos algorítmicos deberían incrementarse cuando los destinatarios del uso de la IA son los niños.

Por un lado, como nativos digitales están muy familiarizados con el manejo de artefactos alimentados por IA, ahora bien, por otro, son los más vulnerables al impacto que aquellos puedan tener, y completamente ajenos a las consecuencias del tratamiento de sus datos. Es por ello, que se hace muy necesario el trabajo colectivo encaminado a protegerlos al tiempo que instruirlos en el buen uso de la IA puesto que, cada día más, estará presente en sus lugares de trabajo. De hecho, la buena formación en IA será la puerta al trabajo del futuro.

Fruto de esta preocupación han surgido importantes iniciativas en el panorama internacional. Destaca, entre ellas, el encuentro celebrado en primavera de 2019 en el Word Economic Forum, con el lema ‘Generation AI Establishing Global Standards for Children and AI’. El encuentro o workshop tuvo lugar en el Centro del Foro Económico Mundial para la Cuarta Revolución Industrial de San Francisco junto con sus aliados, UNICEF y el Instituto Canadiense de Investigaciones Avanzadas (CIFAR), sobre la iniciativa conjunta de la llamada «Generation AI». En el taller se trabajaron fundamentalmente dos áreas clave en este tema: 1) Fijación de las directrices de política pública que orienten a los países en la creación de nuevas leyes centradas en los niños y, 2) Consensuar una carta de gobierno corporativo que sirva de guía a las empresas que trabajan en IA para que diseñen sus productos y servicios teniendo en cuenta a los niños.

La comunidad de Generation AI, que está integrada por representantes del mundo empresarial, académico, gubernamental y de la sociedad civil , se unió, por tanto, para establecer directrices globales sobre las mejores prácticas y políticas públicas para la protección de los niños. Estas directrices fomentarán el uso de la tecnología de la IA en beneficio de los niños, protegiendo al mismo tiempo su privacidad y sus vidas contra el mal uso de la IA y circulación de sus datos. Además, servirán a los padres y cuidadores para tener pautas claras sobre la salud y privacidad de sus hijos. A medida que los dispositivos alimentados por IA salen al mercado cada vez en mayor cantidad, es necesario un control y supervisión efectivos. Por otro lado, deben existir cauces legales que permitan reclamar o defenderse en el supuesto de daños o perjuicios a los niños.

Otras de las iniciativas que merece ser destacada, es el programa piloto celebrado el pasado verano en el seno del posgrado del MIT Media Lab, pensado para enseñarles IA a los más pequeños. Un programa piloto de Blakeley Payne, ‘research assistant’, en el que participaron 28 niños, de entre 9 y 14 años.

El plan curricular de Payne, forma parte de una iniciativa más amplia con el objetivo de que estos conceptos entren de forma integral en las aulas de los colegios. El proyecto incluye varias actividades interactivas que ayudan a los estudiantes a descubrir cómo se desarrollan los algoritmos. Los resultados que se persiguen con el programa son, por un lado, que los niños conozcan cómo se crean los algoritmos, y por otro, cómo pueden llegar a afectar a la sociedad. En definitiva, como indica Peyne, es muy importante -esencial- que los niños conozcan estas tecnologías para que puedan usarlas mejor.

La Declaración de los Derechos del Niño de 1959 incluye como gran principio el del interés superior del menor. Es el principio de principios.

Bienvenidas estas iniciativas que colocan en primer lugar a lo prioritario: el niño.


Lola Bardají

ESADE Law School


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