Orden en la sala: hablan los emoticonos

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Es posible que sea la primera vez que oyes hablar de emoticonos en un contexto jurídico.  Yo estaba en la misma situación hasta hace un par de meses. Pero, entonces, por curiosidad, empecé a investigar cuáles eran las implicaciones legales del uso de emoticonos y quedé fascinada con la cantidad de áreas del Derecho en las que el uso de estos símbolos están marcando la diferencia.

El informe Emoji Report, publicado en 2016, calculaba que durante el año 2016 se enviarían más de 2,3 billones de mensajes con emojis. Es probable que este número siga aumentando a medida que se creen más emoticonos y que las marcas más relevantes fomenten su uso. Al fin y al cabo, forman parte de nuestra comunicación, es una especie de lenguaje que la mayoría de nosotros usamos a diario. La interpretación de los mismos iba a llegar tarde o temprano.

Las dos áreas legales principales donde los emoticonos están desafiando los límites tradicionales del lenguaje son los contratos y la prueba en el ámbito procesal, ya que los emoticonos tienen un efecto similar en estas dos áreas jurídicas. Los emoticonos demuestran la intención de quién los usa. Los emoticonos prueban la intención de quién los envía. La inclusión de un solo emoji puede alterar el significado del texto que lo acompaña.

Para los que os estéis preguntando por qué no he mencionado todavía las implicaciones en el ámbito de propiedad intelectual es porque es un campo de batalla fundamental para los diseñadores de emoticonos. Tiene que ver más con cómo proteger estos diseños creatives, ya que con el uso de los emoticonos está cambiando la forma en que interpretamos el lenguaje y las leyes.

Veamos primero el ámbito de los contratos:

– Visual: Existe un fuerte impulso para incorporar elementos visuales a los contratos a fin de facilitar la comprensión para los consumidores y la personas sin formación jurídica.

Hasta el momento, las últimas tendencias en innovación legal han impulsado la incorporación de iconos a los contratos, como por ejemplo para aclarar los derechos de privacidad de datos derivados del reglamento de protección de datos

A modo de recordatorio, los iconos son símbolos creados con el fin de designar un concepto legal. Sin embargo, el uso de emoticonos lleva la realidad de los contratos visuales a un nivel completamente nuevo.

¿Puede un emoji ser considerado aceptación? Piense en el símbolo del pulgar hacia arriba en respuesta a una propuesta. ¿Puede un emoji crear una relación contractual legalmente vinculante?

Dominos ofrece actualmente (al menos en Estados Unidos) la posibilidad de encargar una pizza enviando un mensaje de texto con un emoticono de la pizza a un número de teléfono designado por Dominos. Ciertamente, estos pedidos requieren que el cliente tenga una cuenta online que contengan información para realizar el  pago. Sin embargo, la relación contractual comienza cuando el cliente envía el emoji y cuando un empleado de Dominos acepta el pedido el contrato se convierte en vinculante para ambas partes.

Uno de los casos más famosos en el mundo del derecho implicó una relación contractual, esta vez, en Israel.

Una pareja buscaba un apartamento para alquilarlo y envió un mensaje de texto al propietario diciendo: ”Buenos días J (carita sonriente) queremos la casa”. Entonces, seguía con un conjunto de emoticonos como: la flamenca, la botella de champagne, un comenta y una ardilla. Y añadió: “Solo necesitamos ver algunos detalles … ¿Cuándo te va bien hablar?»

El propietario interpretó este mensaje como una aceptación de su oferta y eliminó el piso en alquiler del mercado. Sin embargo, el contrato de arrendamiento nunca llegó a formalizarse. El propietario demandó a la pareja cuando estos dejaron de responder a sus mensajes.

Aunque la decisión del tribunal no se basa completamente en la presencia de emoticonos en el mensaje, el juez consideró que los pictogramas eran símbolos que manifestaban la intención del las partes, y en este caso concreto expresaban optimismo. El tribunal israelí falló a favor del propietario, argumentando que la pareja había negociado de mala fe, y les impuso una multa de un mes de alquiler en concepto de daños y perjuicios. El tribunal argumentó que un emoji puede manifestar intencionalidad.

Además, el juez observó que los emoticonos transmitían «gran optimismo» y que, si bien el mensaje no creaba un contrato vinculante, causó que el propietario confiara en el deseo de los demandados de alquilar el apartamento.

– Interpretación: Este caso ilustra cómo la interpretación de emoticonos es aún más difícil que la interpretación de palabras escritas. Además, todavía es peor cuando tenemos en cuenta que estos símbolos tiene un interpretación diferente en función de la cultura y la tradición de quién lo envía. Los emoticonos son una combinación de representaciones emocionales imperfectas y un argot que varía según la región, el grupo o el individuo.

– Desafío de la recepción: Al igual que con cualquier herramienta técnica, los desafíos de interpretar emojis no residen exclusivamente en el contexto del mensaje o el trasfondo cultural del emisor. Hay un nivel adicional de dificultades técnicas.

Los remitentes y los receptores pueden ver inesperadamente diferentes versiones de un emoticono debido a la intermediación tecnológica. ¿Qué significa esto? Los emojis que estamos viendo en nuestros teléfonos están programados con código de programación uniforme, aplicable a todas las plataformas, sin embargo, el diseño de los emoticonos es único según la plataforma utilizada. Esto significa que, por ejemplo, los usuarios de Apple verán una forma diferente al que verá un usuario de Android. A veces, una plataforma puede incluso tener un emoji que no existe en otra plataforma y, en este caso, se mostrará como un espacio en blanco para el destinatario.

Peor aún, las diferencias en el diseño pueden transmitir un mensaje diferente de lo que se pretendía. Teniendo como resultado que las partes hagan interpretaciones razonables, pero diferentes, de la misma comunicación, con consecuencias potencialmente adversas para una o ambas partes.

¿Cuál es el riesgo de que un emoticono enviado sea diferente al recibido? Los contratos que forman emojis no coincidentes pueden dar lugar a un error y en consecuencia puede tratarse de un contrato anulable.

Como mencionaba al comienzo del artículo, el uso de emojis no se limita a las relaciones contractuales. Existen casos de análisis del significado de emoticonos en casos penales y laborales, donde los tribunales tienen que interpretar el significado de emoticonos en casos de acoso sexual, amenazas, difamación, etc.

Caso 1: Acusación de corrupción

En un caso de difamación de Michigan, se debatía sobre el significado de un emoticono. Los hechos eran los siguientes: un comentario en un tablero de mensajes de internet parecía acusar a un funcionario local de corrupción. El comentario estaba seguido por el emoticono de la carita sacando la lengua.

Los jueces en la Corte de Apelaciones de Michigan concluyeron en 2014 que este emoticono «se usa para representar una cara con la lengua fuera denotando una broma o sarcasmo». El tribunal resolvió que el comentario no podía tomarse en serio o verse como difamatorio.

¿Significa esto que cualquier comentario seguido de emoji sacando la lengua estaría fuera del alcance de la definición de difamación?

Caso 2: Acusación de proxenetismo

El pasado febrero, se detuvo y acusó a un hombre en Estados Unidos acusado de cargos de proxenetismo. Los fiscales utilizaron varios mensajes de Instagram como prueba: “El trabajo en equipo hace que el sueño funcione”. El mensaje iba acompañado de dos emojis: un tacón y una bolsa de dinero. La defensa del acusado explicó que se trataba de una forma de entablar una relación romántica.

Para poder esclarecer el caso, fue fundamental la declaración de un experto especializado en tráfico sexual. En su declaración, explicó que los tacones y la bolsa de dinero mostraban claramente que el acusado era culpable de delito sexual. El experto dijo: “Los emojis se traducen en usar los tacones altos para ganar algo de dinero”.


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