La impenetrabilidad de los textos legales y sus vías de solución: ¿por qué no te entiendo abogado?

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El departamento de Ciencias Cognitivas y del Cerebro del MIT (MIT’s Department of Brain and Cognitive Sciences) ha financiado un estudio de investigación encaminado a analizar el lenguaje utilizado en los documentos legales, específicamente en contratos, en comparación con el lenguaje “estándar” o “común”, llegando a conclusiones tan contundentes como la que determina la necesidad o conveniencia de que los abogados se dejen persuadir por este tipo de investigaciones para ayudar a reducir el desajuste entre la impenetrabilidad de los textos legales y su comprensión por parte de la sociedad.

¿Por qué no te entiendo abogado?

La investigación realizada por Eric Martínez, Francis Mollica y Edward Gibson (Poor writing, not specialized concepts, drives processing difficulty in legal language), constata que la estructura, términos y gramática utilizados en los documentos legales son, por un lado, muy específicos del sector, y por otro, y en consecuencia, muy alejados de los utilizados en el lenguaje común.

Figura: Comparación de índices de dificultad de procesamiento lingüístico en contratos versus varios géneros de inglés escrito y hablado.

Entre las características propias de los documentos redactados por abogados destaca la incrustación de cláusulas estándar en medio del texto, utilización excesiva de mayúsculas, así como de palabras infrecuentes recurrentes y un uso excesivo de formas verbales compuestas.

Una vez determinada la peculiaridad lingüística de los documentos legales, los autores pasan a indagar en   qué medida la presencia de estas características en los contratos: (1) inhibía la comprensión y el recuerdo del contenido legal; (2) si cualquier disminución en esa comprensión se ve mitigada por una mayor experiencia lingüística; y (3) en qué medida ciertas estructuras lingüísticas individuales inhiben el recuerdo del contenido más que otras.

Las conclusiones del estudio experimental revelan que los contratos redactados con todas estas características son más difíciles de comprender y recordar que los contratos redactados sin las mismas. Destacan los autores que la difícil comprensión del contenido de estos documentos no obedece a la complejidad del concepto en sí, que sin duda debe existir por la especificidad del mismo, sino al lenguaje empleado en la redacción del documento, con términos y estructura de muy difícil seguimiento.

Resaltan asimismo los investigadores el avance palpable que desde hace unos años se viene produciendo en lo que hace referencia a los documentos legales que derivan del sector público en un intento de acercar la ley y la justicia a la sociedad, y en particular a los más vulnerables. No es de extrañar por ello que una parte de la disciplina del Legal Design se destine a mejorar el acceso a la justicia. Si bien, existe mucho margen de mejora.

El panorama es bien diferente por lo que se refiere al ámbito privado en el que centran su estudio ya que llegan a calificar el lenguaje utilizado de esotérico: “Si bien parece completamente plausible que cierta jerga legal sea inevitable, nuestros resultados sugieren que, en muchos casos, dicha jerga puede reemplazarse con alternativas más simples que aumenten el recuerdo y la comprensión al tiempo que preserven el significado”.

El hábito consolidado en el sector legal del uso de formularios y modelos estándar en la redacción de documentos, lleva a esta impenetrabilidad porque se van arrastrando errores y complejidades gramaticales de manera continua. La disciplina del Legal Writing define las pautas a considerar a la hora de redactar estos documentos, pero lo cierto es que estudios como el financiado por MIT’s Department of Brain and Cognitive Sciences, ponen de manifiesto la necesidad de que los abogados tomen mayor conciencia del uso de su lenguaje específico para aumentar el nivel de comprensión de los legos en la materia.

Y algo que es percibido de manera general por todos desde hace décadas a partir de esta investigación científica no puede considerarse una intuición, sino que pasa a ser la constatación de una realidad que se está trabajando en distintas jurisdicciones, no solo en referencia al idioma inglés.


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