GPT-3 en el sector legal: ¿asistente o enemigo?

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El avance tecnológico nos lleva de un concepto a otro con una celeridad desmedida. Si en el año 2022 el concepto protagonista fue el de metaverso, sin lugar a dudas en este 2023 el protagonismo corresponde al llamado GPT-3. No sabemos cuánto durará ni como calará, pero está en el centro de todas las conversaciones acerca de la Inteligencia Artificial (IA).

En la primera mitad del 2022 todos corríamos por saber más del metaverso, con esa impresión del que se pierde algo importante. Ahora parece que pierde interés por varias razones y factores determinantes como pueden ser, la complejidad tecnológica o la bajada de valor de las criptomonedas, así como las inversiones en NFTs y el alto coste de los dispositivos de realidad virtual y aumentada . Por otro lado, no es de extrañar puesto que los expertos en el tema siempre avisaron de la complejidad tecnológica que supone la creación de un metaverso único, faltando años para que su viabilidad sea una realidad.

Ahora lo que nos ocupa es el concepto de GPT-3 y sus aplicaciones. En primer lugar, es importante tener un conocimiento mínimo previo de esta IA distinguiendo conceptos.

OpenAI es una compañía de investigación de inteligencia artificial, sin ánimo de lucro, fundada en 11 de diciembre de 2015 con sede en California y que tiene como objetivo promover y desarrollar inteligencia artificial amigable de tal manera que beneficie a la humanidad en su conjunto.

GPT-3 (Generative Pre-trained Transformer 3) es fruto de las investigaciones de OpenAI siendo la tercera generación de un modelo de procesamiento de lenguaje utilizando capacidades de aprendizaje profundo (deep learning) para generar textos similares a los creados por humanos siendo especialmente idóneo para el resumen y generación de textos.

ChatGPT es una variante del modelo GPT-3 diseñado específicamente para aplicaciones de chatbot. Ha sido entrenado con un enorme conjunto de datos de texto conversacional, por lo que puede generar respuestas que son más apropiadas para usar en un contexto de chatbot, dando repuestas adecuadas y pudiendo mantener una conversación coherente, como un humano.

DALL·E 2 es un nuevo sistema de IA que puede crear imágenes y arte realistas a partir de una descripción en lenguaje natural.

Sin lugar a dudas, todos estos avances de IA generados por OpenAI van a impactar en los procesos de trabajo, investigación y estudio. De hecho, su aparición ha avivado una cierta alarma porque parece que esta tecnología lo va a hacer todo sustituyendo al intelecto humano.

En el sector legal, vamos conociendo iniciativas en las que esta IA se está utilizando.

Las aplicaciones en este ámbito son muchas, siempre que la IA se entrene:

1. Redacción y revisión de documentos: GPT-3 es una herramienta que puede usarse para crear borradores de documentos legales y contratos, ahorrando tiempo y reduciendo la posibilidad de errores. 

2. Traducción de términos jurídicos: GPT-3 puede generar traducciones precisas de documentos legales de un idioma a otro. Esto puede ser especialmente útil para acelerar los tiempos en la traducción.

3. Búsqueda y análisis de jurisprudencia: GPT-3 puede buscar entre un gran volumen de jurisprudencia y generar resultados de los casos más relevantes por conceptos.

4. Análisis de documentos: GPT-3 puede detectar utilización excesiva de términos en un documento o contrato facilitando la mejora de la redacción de las cláusulas contractuales.

5. Análisis predictivo: GPT-3 puede entrenarse con datos de precedentes legales y jurisprudenciales y   hacer predicciones sobre la resolución de casos futuros. 

En realidad, ya existe IA que ayuda para todo lo anterior antes de GPT-3, pero su gran aportación es que estaría profundamente entrenada para abarcar más y más rápido.

Algunos casos relevantes en los que se está utilizando son LawDroit que utiliza la inteligencia artificial de GPT-3.5 para servir como asistente legal virtual de un abogado, capaz de ayudar con la investigación de documentos legales, redacción de correos electrónicos y cartas, resumen de documentos, intercambio de ideas y chat conversacional. Docket Alarm , que es propiedad de Fastcase, y es uno de productos en el mercado que permite a los profesionales legales buscar y examinar los expedientes de los tribunales cuya herramienta tecnológica  permite ver resúmenes de presentaciones sin tener que abrirlas, acelerando el proceso de búsqueda de manera notable. Por su parte, Ironclad, la empresa de gestión del ciclo de vida de los contratos, ha aprovechado el poder de GPT-3 para presentar AI Assist, una función beta que modifica instantáneamente los contratos en función del libro de estilo y lenguaje aprobados por cada empresa (todos estos casos en LawSites, Bob Ambrogi). Además, Michael James Bommarito y Daniel Martín Katz, bien conocidos por sus trabajos de investigación en tecnología legal aplicada, han demostrado que GPT-3.5 no pasaría el Bar Exam, pero sus resultados son buenos (GPT Takes the Bar Exam).

En nuestro país, de manera muy ingeniosa el abogado Jorge Morell ha utilizado el ChatGPT como ejemplo para redactar cláusulas de privacidad muy comunes y constatar la tasa de acierto y precisión, en términos jurídicos, de las respuestas. Es interesante ver cómo las propuestas de cláusulas pueden llegar a ser   acertadas, pero sin lugar a dudas, necesitan pasar por el ojo del abogado.

En definitiva, toda esta IA está muy bien como asistente y representa una enorme ayuda para los profesionales del derecho, pero el ojo del abogado de momento es insustituible. Un abogado, se caracteriza por ser preciso, repasar y argumentar con detalle y de manera fundamentada porque es perfectamente conocedor de las consecuencias legales de un error o imprecisión en una cláusula o documento. El profesional del derecho tiene que actualizarse en algunas cuestiones, tiene que innovar, sin duda, pero eso no significa que vaya a dejar de hacer su trabajo como le corresponde encomendándose a la tecnología GPT-3.

Esta IA en continua evolución no es un enemigo, es posiblemente un buen asistente al que hay que saber leer. Todos los avances tecnológicos que ahorren tiempo y añadan eficiencia en búsqueda de información no pueden ser enemigos. Ahora bien, sería más seguro que los textos generados por esta IA llevarán siempre la advertencia de que han sido procesados mediante Generative Pre-trained Transformer. 

En el sector legal podría llegar a ser un buen asistente en la búsqueda sistémica y sistemática de antecedentes de todo tipo, legales y jurisprudenciales siempre sometidos al ojo del profesional.

El futuro avanza por este camino siendo la inversión en este tipo de IA astronómica por parte de los gigantes tecnológicos. Prueba de ello es  la alianza OpenAi y Microsoft, por un lado, y el anuncio del lanzamiento por parte de Google de su propio chat Bard o el generador de texto del monstruo chino Baidu.

De momento toca esperar a modelos más perfeccionados y con ello, que el margen de error en las respuestas disminuya. 


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