La inteligencia artificial como paradigma de la nueva geopolítica mundial

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La revolución algorítmica ha llegado y el mundo no está preparado para su impacto; la inteligencia artificial (IA) está provocando que las naciones pierdan el control geopolítico. Su aumento no solo ha socavado los modelos de gobernanza, gestión y crecimiento, sino que también ha roto todas las barreras de los que toman las decisiones. La IA está borrando los límites entre la inteligencia humana y la de una máquina, poniendo en peligro, asimismo, los límites entre los hombres (real) y las máquinas (falso).

Tras su irrupción en la sociedad, la dinámica del poder mundial está cambiando y pasa de las manos de unos pocos países a la expansión del poder de los algoritmos, amenazando la paz, la seguridad y redefiniendo la geopolítica global.

La nueva era de la inteligencia artificial

Desde el inicio de la era tecnológica, cada nueva idea, innovación e invención, ha ayudado a los seres humanos a iniciar una nueva era de crecimiento económico, cambiando los fundamentos de las naciones y su seguridad. Pero, una vez la IA ha impactado en el panorama global, la pregunta es: ¿cuál va a ser su tendencia en los próximos años? Solo la geopolítica sabe la respuesta.

Siendo innegable que la inteligencia artificial permite a cada nación aumentar su potencial, la IA presenta grandes desafíos geopolíticos que afectan a la seguridad nacional y a los cimientos de la seguridad de la humanidad. ¿Está la inteligencia artificial redefiniendo el poder? ¿Cuáles pueden ser las consecuencias sociales, económicas y políticas de los avances de la IA a nivel global? ¿Cómo pueden prepararse las naciones para cualquier posible amenaza de seguridad existencial?

Campo de batalla de la inteligencia artificial

En la medida que la inteligencia artificial le da a su desarrollador el poder de crear y controlar los conflictos en prácticamente todos los niveles, la carrera por la infraestructura, los datos y la inteligencia se ha convertido en la búsqueda de la supremacía económica y de seguridad. A pesar de no estar preparados para la revolución, los países se encuentran en un campo de batalla que ya está dibujado. Los actores ya tienen todo su arsenal preparado (incluidas las armas de guerra convencionales: nucleares, biológicas, cibernéticas, etc.) para luchar contra todas las incógnitas que plantea la IA. Para entender la guerra, es importante comprender y evaluar quiénes son los jugadores en el tablero de la IA; qué controlan y cuáles son las implicaciones geopolíticas.

Un claro ejemplo de los riesgos de la IA es su convergencia con la tecnología de las armas nucleares, que ha esbozado una compleja escena geopolítica con la ruptura de algunas alianzas históricas. A diferencia de lo que ha ocurrido durante gran parte de la historia, las alianzas ya no son la columna vertebral de una guerra. La IA ha cambiado el panorama. Así pues, la IA parece haber encendido una chispa para dividir e interrumpir algunas alianzas globales como, por ejemplo, la de la OTAN y la Unión Europea (donde cada nación viaja sola en busca de mejorar en IA). Asimismo, algunas alianzas históricas como la de Estados Unidos y Europa parecen tensarse y esbozan un escenario incierto.

Balance de poder cambiante

La inteligencia artificial está cambiando el equilibrio mundial del poder, provocando que la realidad emergente de cada nación -haciendo la guerra por su cuenta- sea un elemento desestabilizador para la paz, la seguridad y el futuro de la humanidad.

Es importante entender que la IA tiene el potencial de redefinir las relaciones entre las naciones, entre el hombre y las máquinas, y entre la tierra y el universo. Entonces, ¿qué nos depara el futuro? En términos geopolíticos, la IA ya ha expandido el geoespacio al ciberespacio y al espacio.

La relación entre la inteligencia artificial y la geopolítica

En constante evolución, el geoespacio de las naciones ya no está determinado tan solo por su geografía y su infraestructura, siendo reemplazado por la infraestructura y los datos digitales, y el poder de evolución de su inteligencia artificial. Entonces, ¿hasta qué punto desempeña la geografía un papel relevante en la trayectoria de una nación?

Estudiando el panorama mundial, apenas un par de docenas de países tienen algún tipo de estrategia de IA (Australia, Canadá, China, Dinamarca, Comisión de la UE, Finlandia, Francia, India, Italia, Japón, Kenia, Malasia, México, Nueva Zelanda, Región Nórdico-Báltica, Polonia, Rusia, Singapur, Corea del Sur, Suecia, Taiwán, Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido y Estados Unidos). ¿Qué ocurre con el resto de países?

Es importante evaluar el porqué de su ausencia para entender las relaciones entre: las tendencias de la inteligencia artificial, la organización de los países y la geopolítica mundial. De cara al futuro, será importante analizar cómo se enfrentarán los países ausentes a las desigualdades tecnológicas de la IA en el ciberespacio y el espacio.

Un nuevo modelo de IA para el desarrollo

A día de hoy, los países con más oportunidades para ganar la carrera de la IA son aquellos que disponen de una gran mano de obra para desarrollar sus proyectos. Por ello, aparecen, entre otros, nombres como el de Estados Unidos, China e, incluso, India.

Los recursos humanos son el núcleo del desarrollo de la inteligencia artificial y podemos verlo reflejado, por ejemplo, en la tecnología de reconocimiento facial que pretende monitorear a los ciudadanos chinos o en la IA que se está añadiendo a las armas de guerra. La mano de obra, y por tanto la mente humana, será la que ponga los límites de la IA y la que marque el futuro de los países. ¿Pero quién dicta los límites? ¿Qué papel desempeñará la IA en la creación de nuevos modelos de crecimiento si los países aun dependen de modelos económicos basados en el pasado? ¿A quién -o a qué- permitiremos que controle los algoritmos que tendrán tanto control en la sociedad?

La realidad es que nos acercamos cada vez más a una inteligencia artificial que puede superar a la inteligencia humana y que, probablemente, sea capaz de administrar instituciones por sí sola, cambiando por completo el panorama mundial. Por ello, la IA obliga a todas la naciones a tener un modelo económico en constante evolución y, asimismo, un modelo de seguridad que no ponga en peligro a la humanidad.


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