¿Por qué los abogados no son innovadores?

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La idea consolidada acerca de que las grandes innovaciones e iniciativas creativas no proceden precisamente del sector legal, es compartida y admitida por todos. No sólo eso, sino que el propio sector parece que tiene esta cuestión asumida y asimilada como lo demuestran los resultados de las múltiples encuestas realizadas a los abogados y departamentos legales acerca del nivel de innovación y creatividad existente en la actualidad.

Señala Randy Kiser en su magnífico artículo Why lawyers can’t jump: the innovation crisis in law, que la profesión legal está bloqueada por una crisis de innovación. El brillante académico (Indiana University Maurer School of Law) y consultor legal (DecisionSet® en Palo Alto, California) nos ofrece un análisis de las distintas evidencias que llevan a realizar la anterior afirmación.

De las varias razones que pueden originar esa pretendida crisis de innovación que envuelve al sector legal, nos quedamos con las dos siguientes.

Los estudios de Derecho no atraen a perfiles creativos

Siendo el avance digital y tecnológico el gran motor de transformación de las relaciones económicas y sociales del s. XXI, parece que tendrían que integrarse en los estudios de Derecho, junto con las materias jurídicas, aquellas referidas a dicho avance tecnológico tales como: habilidades digitales, inteligencia artificial, tecnología de alto impacto, etc.

Fundamentalmente en el momento actual se hace necesario porque conviene atraer talento creativo a las Law School, propiciando la formación de juristas sólidos, pero además innovadores y capacitados para impulsar cambios creativos y eficientes en el sector legal. 

Si los planes de estudio de las escuelas de derecho se presentaran atractivos para perfiles intelectuales creativos e inquietos hacia la innovación, probablemente se conseguiría superar el primer escalón para desbloquear la crisis de innovación que preside el sector. Quizás podrían desembocar en el ámbito profesional perfiles muy preparados técnicamente pero también con motivación y actitud emprendedora. Y quizás esa actitud pueda desembocar en la entrada en el sector legal de profesionales dispuestos a mejorar de manera continua y creativa la prestación de servicios legales. 

Sin embargo, como señala Kiser, ninguna otra escuela o facultad de estudios universitarios ha tenido tanto éxito en persuadir a los candidatos de que sus intereses en la tecnología, la innovación y la creatividad no son bienvenidos y es probable que se frustren.

Apoya esta afirmación en datos como el que se deriva del Gallup & AccessLex Institute (Examining Value, Measuring Engagement: A National Study of the Long-Term Outcomes of a Law Degree) arrojando un porcentaje del «0%» de estudiantes que identifican la «creatividad» como la habilidad más importante desarrollada en la Law School. 

Sin lugar a dudas, estos datos nos dan margen para la reflexión. La formación en materias jurídicas no está reñida con la creatividad y una buena manera de potenciarla podría ser la configuración de clinicums en los que los estudiantes experimenten y aporten ideas y soluciones tecnológicas y creativas. En definitiva, desarrollar habilidades que permitan un cambio de mentalidad a la hora de afrontar su futuro profesional como abogados.

Los despachos de abogados y departamentos legales no se preocupan por atraer, retener e incentivar perfiles innovadores

Actualmente, no se ha conseguido alcanzar un cambio cultural completo en esta materia. Los procesos de selección de profesionales en el sector legal no colocan la innovación entre las premisas necesarias para un buen desempeño de la profesión jurídica.

Pero no sólo eso, señala Kiser en referencia a encuestas realizadas (Partner Compensation Survey /Major, Lindsey & Africa) que tampoco en los procesos internos de promoción se valora la innovación, creatividad y habilidad tecnológica como factor determinante y se añade que los socios no citan la falta de creatividad, innovación o competencia tecnológica como una barrera para llegar a ser socio.   

En este sentido, nos recuerda Kiser también la encuesta Law Firms in Transition 2020: An Altman Weil Flash Survey. De la misma se deriva que la razón principal por la que los bufetes de abogados no están cambiando su modelo de prestación de servicios jurídicos es que los socios “se resisten” a dicho cambio. En porcentaje esa resistencia al cambio va en aumento:  44% en 2015 a 70% en 2020.

Estos datos alertan no sólo de la realidad en el sector sobre la gran brecha existente entre las tendencias del mercado y la forma actual de prestación de los servicios legales, avalada por múltiples estudios y encuestas (encuesta Abogados preparados para el futuro de Wolters Kluwer de 2020; II Estudio de Innovación en el Sector Jurídico de Lefebvre 2019; BTI Client Service A-Team 2020: Survey of  Law Firm Client Service Performance), sino de la falta de adopción de mecanismos que permitan revertir la situación.

Uno de estos mecanismos, sin duda, sería colocar la innovación como cuestión importante en los procesos de selección y promoción en los despachos de abogados y para ello, es esencial que los socios así lo “crean”.

Puesto que Kiser nos invita a esta reflexión sobre una cuestión importante en el panorama actual del sector legal, nos quedamos con un buen cuadro conceptual de referencia sobre qué es innovación: Randall Kiser, DecisionSet.

Concept Usability Gratification Survivability
Originality (creativity, novelty, singularity, distinctiveness, imaginativeness) User-centric (ease, speed, confidence, comfort) Sensation (pleasure, security, enjoyment, health) Practicality (durability, reliability, results-orientation)
Boldness (scope, vision, transformativeness, comprehensiveness) Effectiveness (functional, advantageous, superior, utilitarian) Acceptance (likeness, affiliation, conformity, tribalism) Accessibility (affordability, availability, controllability, manipulability)
Divergence (fluency, flexibility, associativeness) Replicability (scalability, modularity, adaptiveness, multiplicity) Signal (identity, affluence, prestige, symbolism, status, egotism, position) Transparency (demonstrable, measurable, provable)
Integration (multi-disciplinary, centripetal, exhaustive, inclusive)

Non-iatrogenic (safe, innocuous, undamaging, benignness)
Elegance (simplicity, clarity, vividness, incisiveness, precision)

Stickiness (concrete, credible, endearing)
Source: Randall Kiser, DecisionSet

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